2 jun.- Este jueves en La Paz se llevó a cabo el lanzamiento de la celebración del Año Nuevo Andino 5531, cuyo epicentro estará en la ciudadela prehispánica de Tiahuanaco. 

Música autóctona, invocaciones en aimara y un ritual ancestral marcaron el lanzamiento en La Paz de la celebración del Año Nuevo Andino 5531, cuyo epicentro estará en la ciudadela prehispánica de Tiahuanaco que se prepara para el festejo en la era pospandémica. 

La gente está “animada” y “alegre” ante la celebración del “Wilkakuti” en Tiahuanaco

Precedidos por sus autoridades locales y originarias, centenares de indígenas de las comunidades de Tiahuanaco recorrieron el centro histórico de La Paz hasta llegar a la plaza Murillo, sede del poder político boliviano, para presentar los festejos por el “Willkakuti” o retorno del sol que se efectuarán el próximo 21 de junio. 

Por delante también iba un grupo de músicos autóctonos acompañados por kusillos, personajes de la cultura andina parecidos a arlequines o bufones, que interpretaron una “pinkillada”, un son autóctono del Altiplano boliviano que se toca con pinkillos o flautas andinas y tambores. 

En la plaza aguardaban unos “amautas” o sabios indígenas que lideraron los rituales para entregar una ofrenda a la “Pachamama” o Madre Tierra. 

El director del Centro de Investigaciones Arqueológicas, Antropológicas y Administración de Tiahuanaco (Ciaaat), Gonzalo Choque, comentó a EFE que la pandemia de la covid-19 dejó las celebraciones “con un paréntesis”, pero ahora que las circunstancias son diferentes, se busca revivir las costumbres ancestrales “con mayor fuerza”. 

“Lastimosamente por temas de salud nos hemos visto restringidos, siempre con cuidado, hemos cumplido las normas. Entonces ahora nos toca también poder reavivar, reactivar el turismo y nuestro patrimonio, mostrar nuestras culturas”, sostuvo. 

Según el funcionario, la gente está “animada” y “alegre” ante la celebración del “Wilkakuti” en Tiahuanaco, a la que se espera que acudan visitantes de otras regiones bolivianas y también del exterior. 

El “jach’a mallku” o máxima autoridad originaria de la marka o lugar de Tiahuanaco, Raúl Yura, destacó la importancia del sitio arqueológico que está cargado de mucha “espiritualidad”, “magia” y “energía cósmica”. 

“Tiahuanaco tiene una alta relevancia, muy poco se ha excavado, pero lo más importante es el patrimonio vivo. Las autoridades originarias permanecemos con muchos conceptos aún de cultura viva y eso es lo que queremos resaltar”, afirmó. 

Yujra manifestó que, pese a los cambios generados por la crisis climática, los indígenas siempre pedirán “al Padre Sol, a la Madre Tierra que haya buenos tiempos”, sobre todo en ocasiones como el “Willkakuti”.

Tiahuanaco, que es Patrimonio de la Humanidad desde 2000, se sitúa a casi 80 kilómetros de La Paz y fue la capital del antiguo imperio prehispánico del mismo nombre. 

En la actualidad quedan allí imponentes monumentos líticos como el templo de Kalasasaya, el Templete Semisubterráneo, esculturas de sus jerarcas, la Puerta del Sol y restos de palacios militares y civiles. 

Para celebrar el Año Nuevo Andino, la gente suele acudir antes del amanecer a los sitios considerados sagrados, como Tiahuanaco, para recibir los primeros rayos del sol con las palmas en alto. 

La celebración, que también supone el cambio del ciclo agrícola para la siembra en el campo, coincide con el solsticio de invierno austral, cuando en el Hemisferio Sur tienen lugar el día más corto y la noche más larga. 

El nombre de la fiesta ha evolucionado con criterios de inclusión, ya que comenzó a celebrarse hace pocas décadas en Tiahuanaco como Año Nuevo Aimara, luego se llamó Año Nuevo Aimara-Quechua y después Año Nuevo Andino. 

En 2009, el Gobierno de Evo Morales bautizó la celebración como Año Nuevo Andino Amazónico y decretó que cada 21 de junio sea festivo nacional, y en 2017 el nombre incluyó a la zona del Chaco. 

/Prensa