El Alto, 1 may.- Trabajadores del sector informal de la ciudad de El Alto aseguran que no tienen nada que festejar durante este Primero de Mayo, porque no perciben un sueldo fijo y lo que ganan a penas les alcanza para la mantención de su familia de forma diaria. Asimismo, protestan debido a que no cuentan con ayuda de las autoridades de Gobierno para poder acceder a beneficios sociales.
Muchos de los trabajadores informales de la ciudad de El Alto señalaron que no tienen nada que festejar en esta jornada, porque la mayoría de ellos son exmineros relocalizados, fabriles que fueron despedidos, debido a la quiebra de las empresas donde cumplían sus funciones como obreros y otros que siempre han trabajado de manera eventual y finalmente una mayoría que cansados de ser explotados decidieron emprender un negocio propio, pero con muchos riesgos.
“Muchos de nosotros estamos en las calles porque fuimos relocalizados, en mi caso hace más de 15 años fui retirado de la mina Chojlla, nos despidieron sin muchos de los beneficios con que deberíamos salir, pero ahora estamos en las calles, porque lo poco que teníamos, producto de dichos retiros, ya lo hemos invertido una parte en los estudios de nuestros hijos y otra para vivir, porque como salimos de este sector no sabíamos más que trabajar en la mina, ahora estamos sobreviviendo de un pequeño negocio que tengo junto a mi esposa”, señaló Justo Calcina, exminero relocalizado de la mina Chojlla.
En la actualidad, un porcentaje mayor de los comerciantes que ocupan las calles de la urbe alteña, fueron parte de un centro minero como Huanuni, Catavi, Siglo XX, Llallagua y otros, donde la época que la minería en Bolivia, fue una etapa que dio lugar a fuentes de trabajo a muchas personas, pero también echó a muchas personas a las calles sin tener la posibilidad de contar con una fuente de trabajo.
Al encontrarse de pronto en las calles sin saber que hacer, especialmente las esposas de los mineros, muchas de ellas se dedicaron a ayudar a llevar el pan de cada día a sus hogares, de esta forma ingresando a trabajar como trabajadoras del hogar o barriendo en las calles a cambio de alimentos o finalmente lavando ropa, fuente laboral que no brindaba una estabilidad, pero, en ese momento, había que trabajar de lo que sea.
“Cuando yo llegué a la ciudad de Cochabamba, luego de que le relocalizaron a mi esposo del centro minero de Llallagua, hemos tenido que enfrentar muchos problemas, incluso de discriminación, porque en el mercado de la Cancha, nos miraban como si fuéramos unas flojas, decían ‘estas mujeres de los mineros no saben hacer nada, como sus maridos ganaban la plata ellas nunca han tenido la necesidad de trabajar”, relató doña Carmen Zapata, que ahora vende pequeños objetos, como ganchos, ligas y otros, en inmediaciones de La Ceja de El Alto.
La gremial cuenta con 60 años de vida Producto del duro trabajo en las minas, muchos de los mineros fallecieron antes de la relocalización y cuando las viudas tuvieron que abandonar estos centros de trabajo de sus esposos, varias familias quedaron en las calles, mujeres que junto a sus hijos, sin saber qué hacer y obligados por las circunstancias comenzaron a formar clubes de madres con la finalidad de ayudarse la una a la otra.
“Ahora estamos en las calles vendiendo lo que podemos en muchas de las ocasiones, por eso hoy día que se celebra el día de los trabajadores, nosotros no tenemos qué festejar, porque nos encontramos en las calles sobreviviendo, sin que las autoridades de gobierno se acuerden de nosotros, la mayoría ya estamos viejas inclusive ya hemos pasado los 75, pero seguimos vendiendo para comer como podamos”, finalizó la señora Victoria Quispe, esposa de un exminero de Llallagua.
SONDEO DE OPINIÓN
MARIO HUAYHUA (Lustrabotas)
“Yo no tengo nada que festejar, porque nosotros de este gremio si paramos también paramos de alimentarnos y eso hace que tengamos que estar de manera continua al frente de esta fuente de trabajo, porque además no tenemos un sueldo o por lo menos un incentivo que nos pueda dar la posibilidad de por lo menos tener unos pesos para nuestro diario vivir, porque nosotros también tenemos familia y eso es lo peor, así sea feriado así sea día del trabajador como hoy tampoco tenemos tiempo para estar con ellos, porque siempre estamos en las calles”.
ÓSCAR APAZA (Lustrabotas)
“Nosotros nunca hemos podido gozar de un feriado o por lo menos de un incentivo económico que nos pueda dar la posibilidad de que llevemos algo extra para nuestros hijos y si llevamos es producto de lo poco que ganamos todos los días en las calles, eso duele, porque a cambio de todo lo que tienen aquellos trabajadores del Gobierno nosotros tenemos que resignarnos casi con nada, por eso este día como cualquier otro seguiremos trabajando, porque debemos comer junto a nuestra familia, porque no podemos dejar de llevar un solo día dinero producto de nuestro sacrificada labor”.
EFRAÍN PATZI (Copiador de llaves)
“Trabajaremos de manera normal porque no pertenecemos a ninguna empresa y eso, al margen de que no gozamos de un sueldo, nuestro sector no tiene ningún beneficio que pueda por lo menos alivianar nuestros gastos diarios. Gracias a Dios mi negocio me da como para alimentar a mi familia, pero ya no para vivir con comodidad o como para construir una casa y darles un hogar mejor a nuestros hijos, por eso siempre hemos dicho que en nuestros país existe mucha desigualdad, de nada sirve que tengamos un gobierno socialista como pregonan”.
CRISTINA MAMANI (Vendedora de comida)
“Yo vendo hace más de 25 años y prácticamente vivo de este negocio producto de la relocalización que hubo hace tantos años atrás a pesar de que no vendemos como quisiéramos, ya estoy acostumbrado en este lugar, además a la edad que tenemos nosotras las mujeres ya podemos exigir un trabajo al gobierno, como hubiésemos querido antes, cuando fuimos relocalizados junto a nuestros esposos. Lo que más duele es que aquí en la calle debemos soportar el frío, la lluvia y todas las cosas que pasan a diario, hasta somos propensos a que nos roben en cualquier momento”. (EL DIARIO)