El Aniversario de Oruro recuerda aquel 10 de febrero de 1781 en la Villa Real de San Felipe de Austria (Actualmente Oruro) se produjo uno de los primeros gritos libertarios de América Latina, continuando con las rebeliones contra la corona española. En aquella oportunidad la revuelta libertaria dirigida por Sebastián Pagador y otros caudillos emite la solemne proclama: "Amigos paisanos y compañeros: en ninguna ocasión podemos dar mejores pruebas de nuestro amor a la patria, sino en ésta, no estimemos en nada nuestras vidas, sacrifiquémosla gustosos en defensa de la libertad".
La Real Villa de San Felipe de Austria permitió generar un contexto especial, antes, durante y después del 10 de febrero de 1781, cuando Sebastián Pagador lanza la siguiente proclama: "Amigos, paisanos y compañeros: Estad. ciertos que se intenta la más aleve traición contra nosotros por los chapetones; esta noticia acaba de comunicárseme por mi hija; en ninguna ocasión podemos mejor dar evidentes pruebas de nuestro amor a la patria: no estimemos en nada nuestras vidas, sacrifiquémoslas gustosos en defensa de la libertad; convirtiendo toda la humildad y rendimiento que hemos tenido con los españoles europeos, en ira y furor…"
Por el año de 1780, se identifican más de cien rebeliones o revueltas, que en su mayoría, tuvieron un carácter anti – fiscal, es decir, en contra del tributo, pero sobre todo, en contra del reparto.
En la Villa de San Felipe de Austria, la sociedad colonial se caracterizaba por ser estamental, cuya jerarquía se basaba en la riqueza, linaje y raza; de acuerdo a Fernando Cajías, la minería fue la actividad dominante, pero con ciclos de auge y depresión, siendo la actividad más rentable y estable el comercio.
Pero, para interiorizarnos más sobre la significación misma de la Revolución del 10 de Febrero de 1781, nos remitiremos a las causas que la generaron, proceso que se conoce como la conceptuación de la historia, para ello acudimos al historiador orureño, Carlos Condarco Santillán.
"En el caso de Oruro, nos debemos referir a las condiciones de su fundación; la existencia de yacimientos mineros, determinó la fundación de la Villa de San Felipe de Austria en el año 1606, aunque estas minas fueron explotadas desde épocas prehispánicas", afirma.
Pero Oruro tuvo una peculiaridad, que tiene que ver con la formación de un carácter muy especial en el orureño, desde épocas muy antiguas, "cuando el auge de las minas, hubo una pugna por los mitayos entre la Villa de Oruro y la Villa de Potosí, puesto que los mineros solicitaron que se proporcionasen más indios de mita".
Por entonces, existían dos tipos de trabajadores; el mitayo (la mita es considerada como una institución del Incario, donde el trabajo era obligatorio) y los mingas (trabajador indígena que contrataba su mano de obra de manera voluntaria). En Oruro había pocos mitayos, aproximadamente, de 100 mineros unos 25 eran mitayos y el resto eran mingas, no obstante, en Potosí era lo contrario.
Como afirma Condarco, "la existencia de más mingas en la Villa de Oruro, contribuyó a que exista una estratificación social menor, en comparación a la de Potosí, porque eran más libres". El auge de las minas duró desde la fundación, hasta finales de ese siglo, luego hubo una declinación.
En el año de 1713, a consecuencia de la vigencia de la nueva dinastía Borbona dentro de la Corona española, se hizo un gran ajuste económico sobre las colonias, querían hacerlas más productivas, tener mayor control sobre ellas, entonces impusieron mayores tributos y por ende se generaron descontentos entre sus pobladores. En 1730 se tuvieron problemas por el tema de las aduanas; hubo como 100 levantamientos, producto de la crisis económica.
Pero, ¿cómo se sentía la gente? Los indígenas se sentían explotados por los criollos y los mestizos y, a su vez, los criollos se sentían menospreciados por los españoles. En Oruro eso se acentuó por las circunstancias de carácter económico y las pugnas de poder.
"Por los años de 1740, muchas familias se detentaban el poder local; los criollos de dos o tres generaciones se sentían dueños de la Villa, pero los españoles, los despreciaban porque no eran europeos", explica Condarco.
Los conflictos económicos, políticos y la rivalidad criollo-europea, generaron un ambiente propicio para que se diera la sublevación, sin embargo, fueron tres las causas determinantes: la noticia y la propagación de la rebelión de Tupac Amaru en el Cuzco, las elecciones de alcaldes del 1 de enero de 1781, donde el partido europeo del Corregidor Manuel Urrutia, venció al partido de los criollos encabezado por Jacinto Rodríguez y finalmente, los conflictos en las milicias que se aprestaban a defender la Villa.
Según Condarco, fue entonces cuando empezaron a aparecer pasquines sediciosos; la Villa estaba alarmada y esto fue marcando más el recelo entre criollos y europeos.
El Virreynato en Oruro, no mantenía tropas de ejército regulares, se formaban milicias, donde el acaudalado criollo, Jacinto Rodríguez era Teniente Coronel de milicia y Sebastián Pagador, que posiblemente era mestizo, tenía el grado de sargento de milicia.
La convulsión fue aumentando en la Villa, entonces, el 9 de febrero se dispuso que la gente sea acuartelada, pero éstos ya no quisieron estar en vigilia y el 10, al amanecer, abandonaron el cuartel.
Ese mismo día, en horas de la tarde, el Corregidor Urrutia no pudo contener más la situación y fugó a Cochabamba. Jacinto Rodríguez, considerado como iniciador y promotor de la Revolución, abandona la Villa, consciente de que el levantamiento debe seguir su curso.
"Empezó la revuelta por el Conchupata, sector que dividía la Villa de la Ranchería indígena. Puedo afirmar que, al inicio de la Revolución, sus principales actores eran una especie de proletariado minero, con un buen porcentaje de mestizos; fue como un movimiento obrero de la época", asegura el historiador Condarco Santillán.
Por su parte, los españoles se acogieron en la casa de Diego Flores, que estaba alquilada al acaudalado comerciante Don José Endeyza, ubicada sobre lo que hoy son las calles Bolívar y Soria Galvarro.
La gente fue a lanzar piedras, se saqueó y se incendió la casa y el 11 de febrero fue una matanza. Entonces se genera una alianza fundamental, Rodríguez vuelve del Conchupata con un ejército, en tanto, los indígenas no respetaron a nadie. "Se trató de una reivindicación de identidad, te adscribes a mi cultura o no, a través del símbolo del traje o vestimenta, e incluso los criollos utilizaron la vestimenta indígena", asegura Carlos Condarco.
Se sacaron las milicias para evitar atropellos, contra el edificio de las Cajas Reales, cuya seguridad estaba a cargo de Sebastián Pagador, donde en medio de los incidentes acaecidos, el gran activista de la insurgencia fue asesinado por la turba indígena.
Los sucesos en Oruro no merecieron atención inmediata, pero la implacable justicia del Rey les alcanzaría, por haber osado levantarse contra la Corona española. Coincidiendo con otros historiadores, Condarco, sostiene que, posteriormente, la vindicta con Oruro fue muy dura.
En conclusión, enfatiza que "la Revolución del 10 de Febrero se destaca por su dinamismo y carácter épico y dramático, conocido recién en las últimas décadas. Ha sido como el portal de ingreso a la guerra de los 15 años o guerra de la Independencia".
Como pensamiento en Oruro, se tuvo la resonancia del Manifiesto de Agravios de Juan Vélez de Córdova redactado en 1739, documento que reunía la denuncia de los excesos cometidos por los españoles, en la imposición de la mita, los tributos y otras formas despóticas que causaron la destrucción de las familias indígenas y mestizas.
El 10 de Febrero de 1781, Oruro declaró guerra a muerte a los opresores, el glorioso primer grito de la independencia se selló con sangre heroica. Derribando el escudo de las armas reales, el pueblo de Oruro armado de hondas y palos, destituyó a las autoridades establecidas, proclamando patria y libertad. Fue en Oruro, que se lanzó el primer grito libertario, mucho antes de los que se proclaman primeros, La Paz 16 de julio de 1809, Chuquisaca 25 de mayo de 1809.
Ya durante la guerra por la Independencia, Oruro, dada su ubicación geográfica, fue un territorio de paso de los ejércitos, tanto de los libertadores, como de los realistas. No existe una nómina de personas, pero debió ser muy fuerte la presencia de orureños en la Republiqueta de Ayopaya, que fue la única que quedó invicta hasta la fundación de la República. (educabolivia.bo)
Por: Leslie Quiroz Rocha / Comunicadora e historiadora orureña